El congreso de Frutas y Hortalizas de AECOC es desde hace muchos años una cita obligada en el calendario del profesional del sector.

En el congreso solemos tener ponencias que ofrecen y analizan los datos más relevantes y actualizados del subsector de las frutas y hortalizas en fresco y en esta edición no podía ser menos. Pues bien, en este último congreso he creído detectar un cambio en el tono de comunicación de los datos que me parece muy destacable.

A la continua matización y acotación de los datos se ha unido una prudencia en el mensaje que no recuerdo haber visto anteriormente en ningún evento.

Philippe Binard de Freshfel nos ofreció los datos de consumo en los distintos países de Europa tras aclarar que provienen de una encuesta. Aclaró que el dato no necesariamente ha de ser correcto, pero que, al menos, la encuesta era homogénea en todos los países y les permitía validar las tendencias.

Antonio Khalaf de Circana nos ponía en alerta de la deficiente granularidad de los datos provenientes del escaneado de artículos frescos. Y como anécdota, la casi imposibilidad de conocer si lo vendido era Bio o no.

La responsable de Shopperview de AECOC, Marta Munné, incidía en varios momentos sobre la prudencia debida al analizar los comentarios de los consumidores. Uno que me llamó especialmente la atención es como desmienten los datos de ventas la supuesta propensión de los consumidores a comprar en comercio especializado (Fruterías y etc.). La distribución moderna (supermercados) sigue ganando cuota de mercado en los frescos.

Digo que me sorprende (positivamente), pues hasta hace muy poco los datos en prensa o congresos eran presentados con una gran contundencia. De hecho, en prensa seguimos igual. Supongo que en estos tiempos de titular atractivo y nota de prensa corta, las matizaciones se llevan mal con la velocidad de la información en redes sociales.

Llevo años con un creciente escepticismo de toda noticia que tenga como fuente cualquier tratamiento estadístico de datos o provenga de encuestas de opinión. El motivo de mi escepticismo ha sido conocer la llamada “crisis de replicabilidad de las ciencias sociales” que está provocando un terremoto en el mundo académico obligando a retirar miles de “papers científicos”.

Si esto ocurre en la Academia en la que se cuenta con multitud de sistemas de revisión, ¿cómo podemos confiar en notas, noticias, estudios y revisiones? Así que por defecto y para tratar de reducir mi ingenuidad y mi tendencia a aceptar los mensajes que me parecen ”bonitos” me he construido una heurística (truquillo, regla de “a ojo de buen cubero”) que me repito cuando repaso mis redes sociales del sector. Es una especie de regla de refutabilidad (Falsabilidad. Uno de los pilares del método científico).

Cuando escucho determinados titulares siempre los termino en mi mente con un: “¡A QUE NO!”.  Los “titulares tipo” más habituales son los siguientes:

  • Titulares “Precio”. Ejemplo: “El pimiento en España se vende más barato – más caro que en el pais X”.
  • Titulares “quiero un mundo bonito”. Ejemplo: “Un nuevo estudio sugiere que 4 de cada 5 canadienses está dispuesto a pagar un extra por productos frescos producidos localmente”.
  • Titular “Salud”. Ejemplo: “El consumo regular de manzanas es excelente para mantener el nivel de colesterol”.
  • Titular “Tendencias de Consumo”. Ejemplo: “En esta campaña, la demanda de nectarinas en X pais ha aumentado un 30%”.

A todo ellos ya mi mente responde de manera casi automática … ¡a que no!

Y no es que piense que no se necesitan los datos para operar en este negocio. Muy al contrario. Es la constatación de que en un sector tan complejo y abandonado sólo unos pocos datos de calidad pueden ser la gran diferencia para aquel que sepa usarlos… Pero primero me gustaría saber cuales son esos datos de calidad y donde encontrarlos.

Pregunta a la audiencia: ¿Cuáles son las fuentes de datos fiables de las que os proveéis?